jueves, 15 de octubre de 2015

Mortuus in somnis J.


No corremos hacia la muerte; huimos de la catástrofe del nacimiento. Nos debatimos como sobrevivientes que tratan de olvidarla. El miedo a la muerte no es sino la proyección hacia el futuro de otro miedo que se remonta a nuestro primer momento.


Nos repugna, es verdad, considerar al nacimiento una calamidad: ¿acaso no nos han inculcado que se trata del supremo bien y que lo peor se sitúa al final, y no al principio, de nuestra carrera? Sin embargo, el mal, el verdadero mal, está detrás, y no delante de nosotros.


Lo que a Cristo se le escapó, Buda lo ha comprendido: «Si tres cosas no existieran en el mundo, oh discípulos, lo Perfecto no aparecería en el mundo...» Y antes que la vejez y que la muerte, sitúa el nacimiento, fuente de todas las desgracias y de todos los desastres.


viernes, 22 de mayo de 2015

Los ojos de jade y las cosas que no se pueden cambiar.



La gente solo esta buscando un rayo de luz
y yo saboreo la humedad que se pudre en las paredes. 
Yo solo veo a toda esa gente intentando no ahogarse
y cobardemente me escondo en estas letras.
¿Porque sobrevivir es de esta manera?
Es no pedirlo por favor sí no por piedad.

Me limito a observar como anochece y una vez más:
¿Por qué hay cajas musicales que no se pueden parar?
En un parpadeo observo al despertar como partes
una vez más
otra vez más…
Sinceramente es triste,
porque de alguna manera esperaba que te quedarás.
¿Por qué hay cajas musicales que no se pueden parar?


domingo, 11 de enero de 2015

Ilógico - hipócrita




Ya sabía: el que se enamora pierde. 
Aun así decidí jugarmela casi creyendo que la suerte estaba de mi lado. Por mucho erraba, un 4 en el dado, errores solo errores, un montón de historias que me llevaban al reproche, a la total decadencia, unas cuantas mentiras que esperaban el peor momento para estallarme en la cara, ya tan cansada, uno pone a prueba la fé, esa que bien se sabe que no sirve de nada pero esta allí para también burlarse en tu cara tarde o temprano. Amar parece una estupidez, debe tratarse de otra cosa, algo totalmente ajeno a ti, intento convencerme. Me dices que el tiempo lo cura todo, yo te digo que eres un hijo de puta. Es imposible bailar en las heridas. Otra vez 5 centímetros sobre el suelo, el momento exacto en que entiendes que vas a colisionar sobre el pavimento y aprietas los ojos e intentas despertar, es tarde estas a piezas regadas por el mundo a fracciones infinitamente pequeñas que es imposible unir. Otra vez Jodida, secas tus lágrimas y pones el cerrojo de la puerta, el carrusel jamás deja de dar vueltas, pero ahora con dios en tu contra y después de haber abandonado tu alma en 205 de aquel hotel. Día con día son las manos llenas de sangre, el dolor escurriendo cuesta abajo en mis piernas, las manos diminutas que se pintan este día lluvioso en el retrovisor de mi carro que me dictan sentencia y al mismo tiempo acariciando mi cabello reclaman la ausencia, día con día conociendo solo de ida el infierno y aun así me niego a aceptar que esto es lo único que me puede dar tu recuerdo.